martes, 15 de abril de 2008

Costa Rica


Costa Rica, la más pequeña de las
Repúblicas de la América Central, reclina
su cabeza sobre la gigantesca cima del Irazú
y refrescan su lozana tez las brisas y los
céfiros perfumados. Estira sus brazos sobre
alfombras de variadas flores y toca las
inquietas aguas de dos Océanos.

Abre sus
ojos, y desde la estrella Polar hasta la
Cruz del Sur, cuanto en el cielo brilla
todo es de ella. Las constelaciones más
relucientes pasan por su zenit. El Sol no
la quema con sus ardientes dardos porque
la Tierra cariñosa la cubre con un denso
velo cuando él pasa en su dirección. No
hay memoria de que el astro del día se eclip-
se ante su serena faz.

Su cielo reviste mil
formas y no hay colores en la pintura ni
pinceles en los artistas que remedar pudie-
ran sus variados matices: desde el fondo
lóbrego y sublime de sus noches de invierno
hasta el manto negro estrellado de tranqui-
los fulgores; desde el hondísimo fondo sereno
de indeciso color sembrado de luminares
hasta el cielo velado por cortinajes de albísi-
ma gasa de las cuales centellean enjam(...)

Primera página de la
Revista Astronómica y Meteorológica
del año 1883